Ligero, así es como me siento, una ligereza extrañamente compatible con la
pesadez mental que asola mi cabeza.
En estos momentos, la tierra es algo vacuo para mí, hay pocas cosas que me aten
a ella y luchar es una palabra que entra y sale de mi diccionario a su parecer,
dependiendo de las circunstancias.
- ¿Qué tal estas?
- Vacuo...
¿Qué cara quieres que ponga, qué conversación quieres que te dé, qué cariño
puedo aportarte cuando mi humor varía más que la línea que marca los latidos de
una persona que acaba de correr una maratón?
No consigo entenderme a mí mismo y eso hace complicado que los demás me
puedan entender y por lo tanto estén bien conmigo. Esa frase famosa del
"No sos vos, soy yo" explica perfectamente mi día a día, esos
momentos en los que digo cosas sin pensar demasiado y la gente se me queda
mirando como un bicho raro que acabase de decir una barbaridad.
Soy un bicho raro, lo sé... ya lo era antes de tener problemas de identidad,
o por lo menos de tenerlos a gran escala, pero, eso nunca me había resultado
una complicación en mis relaciones sociales hasta ahora... Ahora es cuando
siento que no encajo en ningún sitio, que no hay nada en lo que yo vaya a
ajustarme en la perfección con que una pieza de puzzle lo hace al resto de sus
compañeras...
Luchar no está hoy en mi diccionario, vacuo es la nueva palabra que siembra
mi intelecto, sin embargo, estoy preparado para que lo vacuo se enfrente a lo
trascendente comandado por nuevas ideas, nuevas esperanzas, nuevas
actitudes...
Estoy preparado para volver a mi extraña normalidad con la cual tan bien y
tan mal lo he pasado.
Por lo menos eso quiero creer...
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