Sin internet y con bastante sueño, me dispongo a reflexionar
sobre mi estancia en Lima. Mis ojos se me cierran y mis dedos no responden
bien, pero sin embargo, una promesa es una promesa, aunque no pueda hacerla posible
para mañana. Escribir, he escrito, pero internet es malvado y a cierta hora en
este lugar las cosas dejan de funcionar.
Ahora estoy en un colegio llamado Madre Admirable, y como
dice mi compañera Rus, muy admirable fue la madre que creó un colegio en ese
entorno. Está ubicado en el distrito del agustino, una de las zonas en las
cuales ni los propios Limeños pisan a no ser que sea por una fuerza mayor, una
zona que tan solo por su fama espanta a los más valientes. Sin embargo es una zona donde los niños,
muchos con un estado económico, e higiénico cuestionable viven cada día y en la
cual, a su manera, aprenden. Son unos
niños con unas necesidades tremendas, pero adivinen de qué, ¿De consolas,
dinero o juguetes? `¡NO! De afecto, de un abrazo, de un beso de que les prestes
3 minutos de atención mientras te cuenta qué le pasó el dia anterior mientras
jugaba con un amigo en la calle mientras tendría que haber estado haciendo los
deberes. Son niños complicados, si, no se puepde negar, pero son niños que pueden
tener un futuro brillante si se les potencia la educación. No he podido evitar
ver a alguno de ellos e imaginármelo dentro de 10 15 años trabajando de jalador
en una combi (Todo Benavides, Yockey, Encaladaa Yockey La Molina…) pero espero
que mi cabeza de occidental me engañe y pueda salir de mi prejuicio y sea
maestro, o un trabajador por lo menos honrado que dé de comer a su mujer e
hijos.
Hasta ahora no hemos tenido ningún problema, pero las
zapatillas colgadas de los cables se cuentan en docenas y no se cual de las dos
versiones quiero creer, si la que dice que es por tráfico de drogas o la que es
por el asesinado de un pandillero rival, por que la verdad… ninguna me trae
confianza alguna.
Buenas noches Lima, Buenos días Zaragoza…
Echándote de menos...
Diego Soler